Mundo Orgánico en la belleza 

La verdad detrás de la cosmética orgánica

 
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¿Cosmética verde? En la actualidad es un tema de gran controversia y confusión. Poseedora de tantos nombres y definiciones en su haber verde, ecológica, bio, artesanal— lo que no se puede negar es que todo lo verde se asocia a lo natural y, por ende, a lo saludable. Sin embargo, la realidad es otra. A falta de regularizaciones tanto a nivel europeo, como americano no todo lo que se pinta de verde es totalmente natural. En un estudio realizado por la empresa ambiental canadiense Terra Choice se descubrió que un gran porcentaje de los productos que se comercializan bajo esta etiqueta contenían solo un porcentaje mínimo de productos naturales. A este fenómeno se le llama Greenwashing o lavado verde; esto quiere decir que no alteran sus productos o la forma en que los fabrican, sino que destacan determinadas cualidades para mejorar y aparentar una imagen más verde. Pero más que llegar al escándalo o a la sorpresa el paso a seguir es empezar a utilizar correctamente la terminología para no caer en el error. Primer punto: la imprecisión, lo más importante es entender la palabra química, nada se encuentra libre de químicos (todas las plantas, animales y humanos están compuestas de ellos). Tampoco se puede relacionar que todo lo natural implica algo bueno y seguro; es el caso del arsénico, el uranio y el mercurio, que son naturales y a la vez resultan venenosos. Pero también existen extractos naturales de algunas plantas que contienen sustancias capaces de producir dermatitis, alergias o irritaciones. Lo que se puede afirmar es que la naturaleza es una gran fuente de ingredientes en la que, con sus respectivos estudios, se puede encontrar salud y el elixir de la eterna juventud.

 
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Existen marcas de belleza que basan sus principios en los activos naturales, mientras que otras enfocan sus esfuerzos en lo orgánico. Al mismo tiempo, hay empresas que ven el mundo de un lado más ecológico; cada una tiene sus principios, pero es el consumidor quien tiene que elegir al final. Eso sí, no con los ojos cerrados, ya que existen certificaciones e información que ponen más en claro en qué mundo verde se quiere estar.

Valorar y comprender las certificaciones que avalan a los productos verdes es empezar por entender los conceptos sobre la cosmética natural. Estos, se pue- den segmentar en seis grupos. Agricultura ecológica, orgánica o biológica: se basa en la utilización óptima de los recursos naturales sin emplear productos químicos de síntesis u organismos genéticamente modificados (ni para abono ni para combatir plagas) mientras se respeta lafertilidad de la tierray el medio ambiente.

Biodegradable: es la característica de algunas sustancias químicas que suelen ser utilizadas como sustrato por microorganismos, que las emplean para producir energía. Desarrollo sostenible: es el modelo de desarrollo que satisface las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro. Ingredientes naturales: es aquel vegetal, animal, mineral o componente marino que es un extracto directo no transformado obtenido de la producción agrícola o mediante un proceso físico. Producto de origen natural: es el que viene de la naturaleza y ha sido transformado mediante procedimientos respetuosos con el medio ambiente. Productos certificados: se obtienen de plantas o animales en ocasiones transformados, y se pueden certificar siguiendo las reglas habituales de producción de la agricultura biológica. Todos estos argumentos son descritos por María Teresa Alcalde en el ensayo Cosmética natural y ecológica.

En cuanto a las certificaciones, la Unión Europea dispone de una legislación muy clara que define y regula a los alimentos, pero no ocurre lo mismo con los productos cosméticos. Mientras, en Estados Unidos tampoco existe una normativa específica para productos cosméticos orgánicos, por lo que las empresas de belleza se basan en los estándares establecidos por la alimentación. Entre las certificaciones más reconocidas a nivel mundial están:

Ecocert (Francia), organización que certifica cosméticos “naturales” y “naturales ecológicos”;

BDIH (Alemania), federación alemana de empresas industriales farmacéuticas y de productos dietéticos que certifica productos naturales pero no orgánicos;

AIAB (Italia), una asociación para la agricultura biológica en la que entre sus formulaciones no admite una lista de 1.350 sustancias prohibidas;

Soil Association (Reino Unido), asociación no gubernamental que controla y promociona la agricultura orgánica y sostenible y la industria cosmética solo certifica productos orgánicos.

USDA Organic (Estados Unidos), es parte del departamento de agricultura del país y se basa en que al menos el 95%de sus ingredientes tienen que proceder de la agricultura ecológica, con lo que la mayoría de ellas suelen aceptar un máximo del 5% de ingredientes de síntesis. 

SAGARPA

Amor a lo verde es hoy una tendencia y existen empresas de belleza que lo saben hacer muy bien a través  no solo de la utilización de ingredientes naturales en sus formulas, sino de buscar la transformación verde en todos los sentidos. Y no solo son marcas de Whole Foods, que están al alcance del consumidor latinoamericano, The Body Shop, L ́Occitane e Yves Rocher, entre otras, bus- can los mejores ingredientes provenientes de todos los rincones, tienen comercio justo, cuentan con certificaciones y además disponen de constantes campañas para proteger al planeta. —Lorena González

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