Tan delgada y sin fuerzas: sobrevivir TCA (Trastorno de Conducta Alimenticia)

 

Cari Barbachano nos cuenta de viva voz su historia sobre cómo venció y sobrevivió más de 10 años con TCA (Trastorno de Conducta Alimenticia).

Hace 3 años me encontraba tirada en el piso de la regadera, indefensa y destruida. Las lágrimas no paraban de salir. Esa mañana había despertado con parálisis facial y con unos 10 kilos menos en comparación a las 2 semanas previas.

Acompañada de un sabor amargo en la boca, úlceras en mi esófago, quijada adolorida e hinchada, además de mis órganos torturados, deshidratados y desnutridos, me pregunté a mí misma, -¿Por qué me odio tanto?, ¿por qué me estoy matando?, ¿hasta cuándo podré tolerar esto?- ... y así, en el momento más bajo , comenzó el ascenso a la sanación de mi cuerpo y mi mente, en teoría, uno de los momentos más difíciles e importantes de mi vida.


Cada 52 minutos muere una persona con problemas alimenticios. La gravedad del asunto es algo que la sociedad ha mantenido bajo el agua, haciéndonos creer que es normal estar peleado con nuestra apariencia y con la forma en la que realmente somos, lavándonos el cerebro y haciéndonos creer que nunca seremos parte del modelo ideal, o que no somos lo suficientemente buenos para este mundo obsesionado con una perfección inalcanzable. 


Viví una doble vida por 10 años, y si les da algo de confort, yo salí de esto… y espero que ustedes también puedan.  

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Los problemas alimenticios eran mi mecanismo de defensa, algo a lo que podía recurrir cuando me sentía estresada, molesta o triste. En mi caso, yo saltaba de la anorexia a la bulimia, de ahí a los atracones y de regreso, dependiendo de qué tan ansiosa o deprimida estuviera.  Los atracones y las purgas se convirtieron en un “alivio temporal” a mis problemas reales, y en cada episodio de bulimia, mis problemas se intensificaban, se hacían más grandes y, por ende, mi autotortura era más fuerte, cayendo en un espiral interminable. Creía que un problema iba a solucionar el otro. Me engañé a mi misma enterrando mis problemas reales con aquellos que podía “controlar”, hasta que éstos empezaron por controlarme a mí. 
Recuerdo que pasaban por mi mente ideas como: “nadie me quiere”, “no soy suficiente”, “estoy fea”, “tengo un cuerpo desproporcionado”, “soy difícil de amar y a nadie le importo”. Si diariamente te repites este tipo de pensamientos negativos, los empiezas a atraer a tu vida. Sin darme cuenta, de un día a otro me encontré rodeada de gente cruel, noviazgos tóxicos, situaciones negativas, accidentes que atentaban contra mi vida, problemas alimenticios y cosas realmente turbias. Y así pasé gran parte de mis días, viviendo un infierno psicológico donde dudar de mi misma era mi deporte favorito; esa inseguridad, sofocante, me hacía temblar de solo verme al espejo.   

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Es importantísimo sentarte con tu sombra, y afrontar lo que te está molestando antes de que empiece a consumirte.  Hay que entender la cruda realidad de tu vida, tomar los traumas por los cuernos y sacudirlos hasta que ya no sean parte de tu existencia.
Me encantaría tener la fórmula secreta para sanar los trastornos alimenticios, pero NO la hay. Casi todos los que presentan TCA’s enseñan múltiples causas, y se muestran de formas muy personales. No hay dos trastornos alimenticios iguales, todos tienen su propia historia y su propia forma de ser.

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Les comparto la fórmula que he llevado a la práctica. Me ha ayudado a vivir más plenamente, al haberme alejado de la adicción a la autotortura.  

  1. Aceptar que tienes un problema alimenticio y que es tóxico para tu bienestar. 

  2. Entender que pedir ayuda es de valientes. 

  3. Idealizar un plan de ataque: ¿cómo voy a salir de esta tumba que me cavé?, además de analizarme a mi misma , monitorear mis emociones y  estudiar qué es lo que me incita a recaer en mi TCA. Ejemplo:  ¿Conflictos?  ¿Mis papás? ¿La escuela?  ¿Instagram? 

  4. Acercarte a profesionales, nutriólogos, doctores, psicólogos, o grupos de apoyo, que te puedan guiar a un camino de sanación.  

  5. DAR UNFOLLOW a la gente que nos hace dudar de nosotros mismos en la vida real y en las redes sociales.  

  6. Tener una rutina positiva en donde puedas incorporar hábitos y actividades positivas. Busca lo que “incendie” tu alma y aléjate de lo que apague tu sonrisa y tu corazón. 

  7. Ponte nuevas metas. Por ejemplo: que la meta ya no sea bajar de peso, sino buscar el AMOR PROPIO; trabaja en tu seguridad. 

  8. ¡ALZA LA VOZ! Muchas personas se pueden inspirar e identificar con tu historia, no le temas al fracaso,  peor no se puede estar.   

  9. Llena tu mente y vida de frases positivas, pinta el techo de tu habitación, y todos los espejos si es necesario, con AFIRMACIONES como: SOY SUFICIENTE Y ME AMO ASÍ, COMO SOY.  SOY SALUDABLE Y ME ADMIRO.

  10. Cree en ti misma e intenta hacer cosas diferentes. Seguir en lo mismo da como resultado seguir en lo mismo, y lo que realmente queremos  lograr es ¡UN CAMBIO EXTRAORDINARIO!   

  11. No desanimarse si llega una recaída. Recuerda que una montaña no se logra escalar en un día. 

 Para concluir, les cuento que todos los días me propongo quererme más, por el simple hecho de que lo merezco, y todas lo merecemos. ¡No caigan en el juego de otras personas! Muchas personas prefieren verte en el piso para sentirse más que los que están a su alrededor. Todos los días hay que levantarse e intentar ser la mejor versión de nosotros mismos, y si no lo logramos, ¡mañana será otro día! Sé que poquito a poquito se pueden reconstruir  vidas, tan sólo hay que tener las herramientas correctas, fe en nosotros y, sobre todo, la frente ¡muy en ALTO! Y recuerda que nunca sabes a quién puedes inspirar. Suerte a todos, y a darle.  

Texto: Cari Barbachano








 
Lorena Gonzalez